jueves, 10 de octubre de 2013

Arrivederci, Farewell, au revoir

¿No echas a nadie de menos? Seguro que sí, piensa un poco. Mira cerca del cajón de los recuerdos, al lado de los buenos momentos. ¿Aún nada? Entonces debes pasar a las fotos, a los regalos, a las promesas que quedaron. ¿Sigues sin encontrarlo? Éso es porque todavía no has rascado bien dentro de tu corazón, cierra los ojos, pon la música en aleatorio y seguro que aparece esa canción que siempre fue vuestra.
Es ley de vida, todos estamos condenados a olvidar, a empezar de cero. Aunque sea por unos días o meses. Y aunque a veces la vista se empañe al pensar en lo que fue y no es, por algún motivo dejo de serlo.
A menudo, pensamos en la personas como objetos y no nos damos cuenta. Olvidamos el principal Derecho Humano del hombre "Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales (...)" cuando pretendemos atarlos a nosotros. Y aunque las despedidas duelen, quizás también sean la razón de cambio, de conocer nuevos horizontes, de encontrar nuevos caminos.
Es cierto. Pocas veces somos nosotros quienes las elegimos. Normalmente vienen acompañadas de tristeza, de culpabilidad, de un hilo que se rompe y no sabemos volver a arreglar.
No eres la única persona, éso nos ha pasado a todos.
Por eso, no vivas esperando un tal vez que no llega. Valora lo que tienes en cada momento, y cuando toquen despedidas, acuérdate de todo lo que no necesites olvidar. Porque cualquiera sabe que hasta los ceros cuentan, por lo que empezar desde ahí resulta imposible. Cada historia es una experiencia más que suma, y cada adiós, una forma más de ver quien cuenta.

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