domingo, 21 de junio de 2015

Orgullo y prejuicio

Hace poco, leyendo alarmadas opiniones sobre la intención de Manuela Carmena (actual alcaldesa de Madrid) de equiparar la celebración del Orgullo Gay a la de San Isidro (patrón de la Comunidad), me ha surgido la duda del origen de esa fiesta, y sobre todo, ¿merecerá tan alta estima?
En principio, la misma expresión de "ORGULLO" para encabezar el título me parecía ridícula. Si tomamos la definición española, tiene 3 acepciones:
1. Exceso de estimación propia, arrogancia.
2. Satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso.
3. Autoestima.
A simple vista, parece que carece de sentido; pero debemos fijarnos en el origen de los sucesos para entender el significado de la semántica. La fiesta nace en Nueva York, a partir de los disturbios que se produjeron el 28 de junio de 1969, adquiriendo el nombre de "Gay pride". "Pride", en este caso, quiere transmitir la idea de una dignidad intrínseca de cada ser humano, que no debe verse afectada por su conducta ni orientación sexuales. Touché.
Por si desconocíais el origen como yo, os pondré brevemente en situación: durante las decadas de los 50 y 60 en Estados Unidos el sistema legal era bastante hostil con la homosexualidad (nada que ver con España por esa época, ¿no, Franco?),  siendo penalizado - hasta con la cárcel o el psiquiátrico - en la gran mayoría de los estados, a excepción de Illinois.
Hasta ahí, creo que todos estaremos de acuerdo en ver que existía una tremenda injusticia. Y es que quien no pueda entender las relaciones (sean de tipo sexual, afectivas o vetetúasaberqué) entre dos personas, independientemente del sexo/género que sean, directamente no entiende ni el amor ni la vida. Quien pueda ver más normal que una persona del mismo sexo apuñale  a otra que el hecho de que se besen, presenta un grave problema. Y es que, como dice una canción que me encanta "cuando la tiranía es ley, la revolución es órden".
Los disturbios de Stonewall consistieron en una serie de manifestaciones espontáneas y violentas contra una redada policial que tuvo lugar en la madrugada del 28 de junio de 1969, en el pub conocido como el Stonewall Inn del barrio neoyorquino de Greenwich Village. Frecuentemente se cita a estos disturbios como la primera ocasión, en la historia de Estados Unidos, en que la que la comunidad LGBT luchó contra un sistema que perseguía a los homosexuales con el beneplácito del gobierno, y son generalmente reconocidos como el catalizador del movimiento moderno pro-derechos LGBT en Estados Unidos y en todo el mundo.
Esa noche un grupo de valientes decidieron reivindicar el Derecho Humano más simple y esencial a la vida: el derecho a SER. Tener la oportunidad de vivir de acuerdo a sus sentimientos y principios, con la misma dignidad que cualquier otro ser humano, y, sobre todo, el derecho de AMAR, con la libertad absoluta de elegir a quién. Algo tan sencillo como la necesidad de ser nosotros mismos y poder expresarnos en la forma que somos, sin tener que avergonzarnos por el prejuicio y dogma establecido.
Esa noche, tuvo repercusión en muchos otros lugares, empujando una marea de personas que dejaban de esconderse para ponerle cara y hacerle frente a la injusticia. Bajo la bandera multicolor se agruparon muchas minorías que dejaban de ser grupos silenciados para integrarse en la sociedad, engoblando el movimiento LGBT también a personas transexuales o bisexuales. Personas muy valientes que fueron señaladas, humilladas y castigadas, por el simple hecho de encabezar lo que muchos otros habían tenido que ocultar y avergonzarse durante años.
Y es por esa enorme fuerza impulsora que se han logrado verdaderos retos, como despenalizar las relaciones homosexuales o conseguir el matrimonio en varios estados y algunos países (entre ellos España, 2005); aunque a día de hoy queda un largo camino para que todas las personas gocen de las mismas oportunidades independientemente de su localización geográfica.
Entonces, ¿qué?
Madrid es la ciudad Europea con más asistentes a esta festividad, que está en torno a los dos millones. Dos millones de personas que ese día invaden las calles para mostrar la realidad de este colectivo, denunciar las injusticias que se acometen, conmemorar la lucha por la igualdad y, sobre todo, demostrar la ingente cantidad de prejuicios que todavía siguen presentes en esta sociedad tan "avanzada".
Mucha gente critica la celebración de este día como algo restringido a una minoría, que no representa nada. Y yo me pregunto, ¿qué representa más al ser humano que la dignidad de ser libre?
Yo lo celebro.

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